La mentira de Pablo Ramírez
Otro de los hilos de investigación que Fiscalía y la justicia no pueden pasar por alto, tiene que ver con el general (sp) de Policía, Pablo Ramírez, que durante el gobierno del presidente Guillermo Lasso tuvo tareas de alta responsabilidad, como director del SNAI por diez meses y luego como cabeza de la dirección de Antinarcóticos.
Han tenido que ser los chats revelados por la fiscal Diana Salazar los que obligaron a Ramírez a decir la verdad: que conversó con Leandro Norero en la cárcel de Latacunga.
Según la sabiduría popular, las mentiras tienen patas cortas. Pero la de este uniformado, hoy detenido bajo cargos por delincuencia organizada en la trama Metástasis, duró más o menos un año y seis meses. El 18 de octubre de 2022, en declaraciones a Ecuavisa Digital, Ramírez dijo que nunca tuvo ese encuentro, a pesar de la denuncia que para entonces hiciera el asambleísta Fernando Villavicencio, cuando difundió un video de Norero, luego de su asesinato. Allí, el capo confirmó que mantenía “buenas relaciones” con los líderes de Los Choneros, alias Fito y Junior. Además, Norero se refería al general Ramírez como “Pablito”, agradeciéndole por sus gestiones en el traslado a Cotopaxi, donde fue masacrado en uno de los tantos amotinamientos que ocurrieron durante su gestión en el SNAI.
Ese video fue grabado por Claudia Garzón, la comisionada colombiana que fue parte de la iniciativa ciudadana, dispuesta en el gobierno de Lasso, para pacificar las cárceles. El trabajo se desplegó, sin resultados, durante la administración de Ramírez en el SNAI, donde se dieron cuatro masacres.
Hace año y medio, Ramírez negó haber tenido algún tipo de contacto con Norero y hasta tuvo los arrestos para pedir que se abra la investigación del caso.
Ahora, que todo salió a la luz, Ramírez recula y dice que sí hubo conversaciones, el 4 de julio de 2022 en la cárcel de Latacunga. Es decir, tres meses antes del linchamiento a Norero y de la denuncia de Villavicencio.
Esta vez, no pudo desvirtuar las declaraciones de Marcelo Lasso, compañero de celda del narcotraficante, que narró el encuentro. Pero según el General, la conversación fue en el marco de una alerta de amotinamiento en la cárcel y que solo les preguntó si se encontraban bien, sin saber de quiénes se trataba. Ramírez hizo énfasis en que ese diálogo jamás se dio en agradecimiento a Norero por la supuesta entrega de 200 mil dólares a su favor, por las gestiones para trasladarlo a Cotopaxi.
La Justicia determinará en qué punto de toda esta cadena de desmentidos y confesiones, Ramírez dice la verdad. Es su palabra contra la de Marcelo Lasso, o la de Helive Angulo, el otro mafioso que supuestamente le dio el dinero. Habrá que ver también lo que Claudia Garzón diga dentro del juicio, pues ella está procesada.
Sin embargo, lo dramático y urgente es preguntarse por qué Ramírez, pese a su mala gestión en el SNAI y su fracasada estrategia de pacificación de las cárceles que dio más poder a los capos, fue nombrado director de Antinarcóticos; es decir, la instancia de la Policía que se encarga de incautar la droga. ¿Fue decisión exclusiva del expresidente Guillermo Lasso o bajo la recomendación de la Policía?
La trama de Metástasis abre una serie de hipótesis que obliga a Lasso a dar una respuesta sobre este personaje que tuvo tanto poder y responsabilidades y que fue ascendido a general durante su gobierno.