La letra chiquita del fin de los apagones
Los dos hechos que hicieron noticia este jueves 12 de diciembre, alrededor de la crisis eléctrica, llevan a pensar que el anuncio de que los apagones se terminarán el 20 de diciembre es altamente vulnerable.
Por ejemplo, el Ministerio de Energía explicó que los cortes de luz sorpresivos que se produjeron en la madrugada se debieron a desconexiones técnicas relacionadas con la potencia del sistema de distribución desde Colombia y Coca Codo Sinclair. No hubo un comunicado contundente explicando a detalle lo ocurrido y, lo más importante, si estas novedades se repetirán más adelante.
A eso hay que sumar la preocupación del sector productivo por el plan que el Gobierno tiene, en teoría, de desconectar del servicio eléctrico a las industrias más grandes: petróleo, mineras, acererías, cementeras y plantas de cerámica. La idea es que entre el 15 y el 30 de diciembre este sector no consuma electricidad y así se pueda ahorrar unos 400 megavatios diarios.
De esta manera, cree el sector industrial, el Gobierno va a poder cumplir su oferta de no quitar la luz a los hogares y sectores comerciales a partir de la próxima semana.
Se vienen siete semanas críticas para llegar a las elecciones del 9 de febrero, donde el presidente Noboa buscará la reelección. Para ello, tendrá que demostrar que los racionamientos se terminaron.
El Régimen no se ha pronunciado oficialmente sobre el apagón industrial, por lo tanto, sube la tensión en el debate público.
Primero porque si, en efecto, hay un mega plan de cortes eléctricos para esta parte del sector productivo, sus detalles debieron conocerse desde un inicio con transparencia.
Segundo, porque queda en evidencia que la agenda política se impone a la realidad técnica y climática que no logra sumar de manera consistente los casi 5 000 megavatios diarios que necesita el país. En fin, es la política de caminar siempre sobre el filo de la navaja.