El Grupo de Puebla secunda a Evo Morales

04 oct 2024 , 20:00
Carlos Rojas

La posición oficial que ese grupo de políticos, partidos y activistas de izquierda ha tomado frente a la grave crisis que vive Bolivia, marcada por las acusaciones de pedofilia contra el expresidente Evo Morales, hunde a la región en la vergüenza absoluta.

Cuánto tiempo le tomó a la humanidad, en buena medida abrazada por el progresismo, el endurecimiento de las legislaciones para prevenir todo tipo de violencia sexual. No solo eso, ha tenido que pasar décadas para que se instale toda una pedagogía que saque del silencio a las víctimas, porque delitos como estos llevan una relación de poder intrínseca por parte del agresor, despertando hasta sentimientos de culpa en la persona ultrajada.

La comunicación que este foro presentó antepone, como siempre, los cálculos políticos más perversos según sus intereses. Como Evo es parte de esa gallada, hay que protegerlo acudiendo al manido concepto del lawfare (o uso político de la justicia). Si hasta ayer resultaba comprensible (aunque no justificable) que en la guerra de los relatos, estos grupos blinden a sus expresidentes o altas figuras ante las denuncias de corrupción que los acechan, lo que podría pasar ahora es inaceptable. Es decir, parchar políticamente una denuncia de supuesta pedofilia que debiera investigarse, pues el acusado fue nada más y nada menos que el personaje más importante e influyente de Bolivia por 13 años.

De allí que el Grupo de Puebla prefiera defender “el daño reputacional de un ciudadano” a exigir que se aclare toda la verdad para proteger a una posible víctima: una menor que en su momento tuvo 16 años y hasta fue madre.

Para esta plataforma es más importante velar por los intereses electorales del expresidente, que exigir al Estado boliviano una actuación ejemplar y sin miramientos.

No es posible que ahora se exija la no politización de la justicia boliviana, olvidando que Morales fue quien impulsó una reforma constitucional para que los jueces sean elegidos por voto popular.

En síntesis, este club de políticos poderosos y millonarios, que dicen enarbolar la bandera de la izquierda y la defensa de los derechos humanos, hoy está dispuesto a cerrar el pico con tal de proteger a uno de los suyos. Ya hicieron lo mismo con Nicolás Maduro y su régimen de terror.