Barcelona y un semestre chimichurri
Voy a mirar nuevamente el partido de Barcelona SC ante São Paulo, así como aconseja el presidente no reconocido Antonio Álvarez a los críticos del juego del equipo, para ver si de pronto observo lo que anoche no vi: ganas de jugar, vergüenza deportiva, pundonor.
Eso era lo mínimo que debían exhibir los jugadores ante el gran marco de público que los fue a ver, pero mostraron su peor versión.
No solo porque en este partido, al mando del interino Germán Corengia, desapareció la intensidad de juego que imponía el cesado técnico Diego López, sino porque no se les vio ganas de ganar. Jugaron al trote, muchachos, y este deporte se llama fútbol.
“Horrible, displicentes, sin ambición”, fueron las palabras más repetidas anoche entre aficionados y periodistas para describir el juego de Barcelona, que con la derrota en casa 0-2 quedó eliminado de la Copa Libertadores.
Tabla de posiciones del grupo de Barcelona SC en Copa Libertadores
¿Responsables? Vamos a nombrarlos, sin compromiso. Usted, amable lector, siéntase libre de ponerlos en el orden que considere y agregue al que crea que haga falta a la siguiente lista:
Primero: Antonio Álvarez, el socio que actúa como presidente y que ya está en campaña nuevamente, decidió cortar la cabeza de Diego López a puertas de dos partidos claves, este contra São Paulo y luego ante Emelec, en lo que parece ser más una jugada política (electoral del club) que una necesidad urgente de enrumbar al equipo.
Es cierto que la pizarra de López proponía la vieja escuela del fútbol italiano de abroquelarse en el fondo y salir de puntazo para arriba a buscar lo que salga. Y eso no le gusta a la mayor parte de la afición, que se acostumbró al juego que proponía Guillermo Almada, el Pep uruguayo: intenso, presión alta, toque y recuperación, posesión, en resumen, siempre con hambre de más.
Cuando López dijo que este no es el Barcelona de España con la obligación de ganar 5-0 en cada partido, la gente reconoció enseguida su falta de ambición y solo 36 días después de haberlo renovado, Álvarez le mostró la puerta de salida. ¡Vaya estabilidad le dieron los que hablan de “respetar procesos”!
Pero bueno, ya está, la decisión de cambiar a López no era mala, lo malo fue haberlo aguantado demás, cuando se lo pudo cambiar a principios de año, lo malo fue mandarlo a su casa en un momento crucial, a puertas de jugarse el semestre en copa y campeonato.
Quizá Álvarez pensó que dejar encargado el equipo a Corengia (que es director deportivo) no iba a resultar tan mal en lo que conseguía a Ariel Holan como nuevo entrenador. ¿Quién iba a pensar que en pocos días se perdería la intensidad, lo más rescatable de la era López? Pero visto lo visto, mal con López, peor sin él.
Segundo: Corengia, el DT interino y actual director deportivo no preparó un plan de juego acorde al rival y su gestión de juego y vestuario fue deplorable. Dejó en el banco a Leonai Souza, el mejor volante de marca y cuando más peligroso e incontrolable para São Paulo se volvía Joao Rojas, su “premio” fue mandarlo a que se siente entre los suplentes.
Tercero: los jugadores, sin mostrar jerarquía ni ambición. Desorientados. “Muy mal partido” comentó Javier Burrai tras el partido, cortante y enojado por lo sucedido. Pero las declaraciones más picantes de la noche, las que hoy nos da titulares, provinieron del propio técnico interno.
Corengia responsabiliza a los jugadores de Barcelona SC en la derrota frente a Sao Paulo
Corengia dijo, en palabras simples, este lío no es mío. Salir a deambular en el primer tiempo y marcar solo con la mirada a los brasileños no fue lo que se entrenó en estos días. ¡Auch! Con razón hay jugadores que no lo quieren como director deportivo.
Con esa actitud y mentalidad no se sale a jugar un partido clave, renegó el hombre a cargo de la transición en el banquillo y adelantó que evaluará hacer cambios.
Sostiene que Barcelona tiene un extenso y rico plantel para elegir un once competitivo, o sea, que nadie se crea dueño del puesto. Y no lo dice alguien que desaparecerá el lunes, después de que asuma Holan, sino el director deportivo, que seguirá conviviendo con ellos, el que también opina en temas de contratación, renovaciones o despidos.
Aunque con Álvarez nunca se sabe, no vaya a ser que con esta declaración, a la hora que usted lea este artículo, Corengia ya no forme parte del club. Por mucho menos lo sacaron a López.
De lo que sí hay certeza es de dos cosas: Barcelona se acaba de comer la Libertadores y si el domingo no le gana el Clásico del Astillero a Emelec, antes de que finalice abril habrá sellado un primer semestre chimichurri.