15 mar 2014 , 07:00

AIsoy, el robot español capaz de mostrar emociones

El dispositivo puede actuar dependiendo del contexto y de su interlocutor.

¿Una empresa que desarrolla robots en España? Sí, no es ciencia ficción, se llama AIsoy Robotics, y es fruto del esfuerzo de dos jóvenes ingenieros que hace cinco años vislumbraron una idea revolucionaria en el pasillo de pañales de un supermercado: crear una empresa para democratizar la robótica y acercarla al mercado de consumo.

 

Esos jóvenes son Diego García, ingeniero superior de Telecomunicaciones, en la especialidad Electrónica, por la Universidad Politécnica de Valencia, y David Ríos, catedrático de Estadística e Investigación Operativa en la Universidad Rey Juan Carlos y numerario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

 

"En TICbeat hablamos recientemente de ellos porque el pasado año ganaron el Premio Emprendedores organizado por la Fundación Everis. Volvemos a su proyecto porque hoy, de la mano de Everis, han dado a conocer a un grupo de periodistas el estado actual de sus creaciones y sus planes para un futuro próximo", dice.

 

Desde entonces han pasado cinco años. Una primera inversión privada y un empujón del CDTI les dieron las alas para empezar a volar y lanzaron la primera versión de su robot AIsoy en 2010, modelo que este mes de abril cumple cuatro años. "Lo presentamos en una Campus Party. En lugar de centrarnos en hacer un desarrollo con mayor movilidad y con un hardware más sofisticado, optamos por esforzarnos más en que el software fuera avanzado", explica.

 

Que pudiera hablar, que fuera fácil de usar y un producto de bajo coste fueron las premisas que se marcaron los fundadores de AIsoy. "Queríamos que nuestro robot fuera capaz de expresar y sentir emociones", apunta.

 

En este sentido no hay que olvidar que, aunque cuando se le saca de la caja el AIsoy es capaz de funcionar de modo autónomo, el invento gana mucho y es capaz de aprender y ejecutar órdenes si el usuario lo programa con unas herramientas de programación sencillas que es preciso instalar en un ordenador y que pueden manejar incluso niños de seis años.

 

Público

 

¿Para qué sirve un robot de estas características? García lo tiene claro: "Fundamentalmente para el mundo educativo, aunque tiene muchas aplicaciones: la interacción con personas con necesidades especiales como, por ejemplo, autistas, el entretenimiento, el control del hogar a través de la domótica e incluso la vigilancia. Hay un usuario francés del robot que lo utiliza para ver a su hijo cuando éste juega con él", explica.

 

El robot, de hecho, es perfecto para enseñar nociones de programación en los colegios. Pero no solo la idea es utilizarlo no solo para empezar a enseñar a los chavales a programar sino también para que aprendan otras asignaturas, por ejemplo, trigonometría y, yendo un paso más allá, para potenciar su creatividad.

 

"Las posibilidades son muy amplias, ya lo utilizan en 30 institutos de Alicante y estamos preparando el lanzamiento en otros de Murcia, Valencia, etc", asevera el cofundador de AIsoy Robotics, quien añade que, si avanzaran más sus funcionalidades podría incluso servir de mascota. "Pero aún queda mucho camino para que un robot mantenga una relación de igual a igual con una persona. No obstante, en las áreas de educación especial y sobre todo con niños autistas puede dar buenos resultados ya que este tipo de robots pueden empatizar muy bien con estos usuarios", dice.

 

De momento, no obstante, los principales compradores de los robots AIsoy se encuentran en Estados Unidos y en Francia. 

 

Futuro próximo

 

AIsoy renueva versión el próximo mes de abril. El nuevo modelo traerá mejoras en el área de interacción emocional, promete su cocreador. Pero los fundadores de AIsoy quieren ir más allá. "Hemos pensado lanzar una campaña de crowdfunding en septiembre u octubre para poder abordar la creación de una nueva versión mejorada del robot", señala García.

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