Análisis económicos señalan que las pérdidas se cifran entre 12 mil y 24 mil millones de dólares.
El gobierno de EE.UU. regresa al punto en que se encontraba hace dos semanas y llega el momento de los balances. Económicamente, las consecuencias del shutdown se cifran en una pérdida de entre 12 mil y 24 mil millones de dólares, según los datos Macroeconomic Advisers y Standard & Poor’s.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo este jueves que la discusión sobre el presupuesto que se llevó a cabo en las últimas semanas causó un daño "totalmente innecesario" a la economía estadounidense.
Obama realizó las declaraciones desde la Casa Blanca, horas después de firmar la legislación para reabrir el gobierno después de 16 días de cierre parcial, un par de horas antes de que se venciera el plazo para aumentar el techo de la deuda.
Los analistas sostienen que el cierre desaceleró el crecimiento del país, explicó el mandatario, quien además señaló que en el acuerdo fiscal no hay ganadores ni perdedores.
Nada ha hecho más daño a la "credibilidad" de Estados Unidos como economía mundial de referencia "que el espectáculo al que hemos asistido", que Obama definió como una "crisis fabricada".
En opinión del mandatario, EE.UU. es "una nación indispensable a la que el mundo contempla como el lugar más seguro y fiable para invertir".
Por ello, esta crisis "envalentona a nuestros enemigos, alienta a nuestros competidores y deprime a nuestros amigos", reflexionó.
Anoche, al filo del plazo fijado por el Tesoro como el momento en el que no podría garantizar el pago de sus obligaciones sin un aumento de techo de deuda, el Congreso decidió autorizar las asignaciones presupuestarias para la Administración hasta el 15 de enero y elevar el tope de endeudamiento hasta el 7 de febrero.
Obama dijo que los desacuerdos en materia fiscal y presupuestaria entre demócratas y republicanos que condujeron a esta situación han dañado a familias y negocios, algo que para los expertos podría notarse en un frenazo al crecimiento.
"No es una sorpresa que los estadounidenses estén totalmente cansados de la política de Washington", indicó el presidente, que sin nombrarlo directamente criticó las posturas inmovilistas del grupo ultraconservador del Tea Party.
El mandatario recordó que para cambiar las políticas de gasto y reformas como la sanitaria, que Obama promovió y que los republicanos rechazan, "se debe ganar unas elecciones" y no se pueden "romper" las normas que crearon los fundadores del país.
"Debemos dejar de prestar atención a los grupos de presión, blogueros, locutores de radio y activistas profesionales que se benefician del conflicto y enfocarnos en la mayoría de estadounidenses que nos mandó aquí (a gobernar)", aseguró.
Como nueva prioridad, el presidente fijó conseguir, antes de que se agoten los nuevos plazos, un plan fiscal y presupuestario a largo plazo.
"No hay razones por las que no podamos gobernar de manera responsable pese a nuestras diferencias, sin tener que tambalearnos de crisis en crisis, todas fabricadas", aseveró Obama.
"No deberíamos enfrentarnos a este proceso de crear un nuevo presupuesto (que el Congreso no acuerda desde hace más de cuatro años) como si fuera un ejercicio ideológico, recortando por recortar", añadió.
Asimismo, el presidente señaló a la reforma migratoria, que ha quedado pospuesta por esta crisis, y la ley agraria como otras de sus prioridades legislativas más urgentes.
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