El discurso de la "patria grande" todavía se escucha en las calles de Buenos Aires.
La comida, el clima, la mirada afligida de la gente: desde que llegué a Argentina el contraste con el calor, la alegría y la informalidad de Venezuela, donde viví hasta hace un mes, ha sido chocante
Las cosas que voy a extrañar de Venezuela (y las que no)
Son países con características a veces opuestas, que contrastan aún más por el momento político y económico de la actualidad.
Pero con el pasar de los días he encontrado sutiles similitudes entre Venezuela y Argentina.
Y no solo por lo que dejó la estrecha relación entre Hugo Chávez y los Kirchner.
Me refiero, asimismo, a semejanzas históricas y culturales entre dos países que hoy viven en la nostalgia de un pasado de abundancia, con el recuerdo de una nación promisoria que, en ambos casos, fue puerto de entrada de millones de inmigrantes europeos que hicieron vida en este lado del Atlántico.
Hugo Chávez visitó Argentina en numerosas ocasiones durantes los gobiernos de los kirchneristas.
El discurso de la "patria grande" todavía se escucha en las calles de Buenos Aires.
La "patria grande"
La relación entre Chávez, quien falleció en 2013, y Néstor Kirchner y Cristina Fernández, quien fue presidenta hasta diciembre, fue más allá del discurso de "la patria grande", que buscaba, precisamente, estrechar los vínculos entre los pueblos de América Latina.
Ambas gestiones promovieron sistemas de gobierno similares en términos políticos, comunicacionales y, sobre todo, económicos.
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Y ambos gobiernos también inspiraron una profunda polarización que, ahora que la escucho en las calles de Buenos Aires, me recuerda a los acalorados e interminables debates políticos en cada esquina de Caracas.
La crisis económica que en estos países empezó en 2013 hizo que algunos hablaran acá de "Argenzuela", porque pese a las enormes diferencias, en Argentina empezaron a verse pequeños síntomas de escasez en algunos rubros importados, sobre todo de higiene.
La comparación, para muchos forzada, se volvió tan común que Mauricio Macri la usó como un arma en la campaña presidencial que ganó.
Y hoy, casi un año después de haber asumido, el mandatario aún dice, reiteradamente, "evitamos terminar como Venezuela".
En Venezuela tienen los "precios justos". En Argentina "los precios cuidados". Son en esencia lo mismo.
Pero a pesar de las medidas económicas que Macri impulsó para "revertir el camino del populismo chavista", aún se pueden ver en Buenos Aires detalles que recuerdan a Venezuela, como los gordotes fajos de billetes que en realidad son pequeñas sumas de dinero, o los vendedores de "dólares negros" que ofrecen cambio de moneda extranjera a mejor tasa que en el mercado oficial.
El Estado argentino también tiene lo que el venezolano llama "productos con precio justo": acá les dicen "productos con precio cuidado".
De hecho, los comercios en Argentina usan la expresión "precio congelado" para promocionar un producto que, supuestamente, no es víctima de la inflación.
Es lo que me decían decenas de vendedores venezolanos para convencerme de una compra: "Aproveche, que es precio viejo".
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Los fajos de billetes que no tienen mucho valor se ven en ambos países, donde las monedas sufren constantes devaluaciones.
Países de inmigrantes
Pero más allá de la comparación entre el chavismo y el kirchnerismo, en el fondo hay otras similitudes entre los dos países.
En Buenos Aires también encontré algo que vi en Caracas: un personaje deambulando las calles con un chiflo, un estilo de flauta o pito que produce un particular sonido, para llamar a sus clientes.
Son lo que allá llaman "el amolador": afiladores ambulantes de cuchillos que sirven como postales del pasado, y son herederos de una tradición española.
Los afiladores de cuchillos ambulantes, una herencia de la inmigración europea, se ven en Argentina y Venezuela.
Las bonanzas de Argentina y Venezuela en los siglos XIX y XX atrajeron a miles de españoles, italianos, franceses y portugueses que tuvieron un impacto enorme –pero disímil– en la cultura de estos países.
En Venezuela, por ejemplo, impusieron la canilla (un estilo de baguette). Y en Argentina, las medialunas (un estilo de croissant con múltiples variantes).
También dieron con apelativos que aún se mencionan y añoran aquí y allá: "la Venezuela saudita", "el granero del mundo".
Fue ese auge económico lo que en parte derivó, según algunos historiadores, en el populismo en ambos países, que para muchos es una de las fuentes de los problemas que los afectan hoy en día.
No en vano es tan frecuente la comparación entre Chávez y el expresidente argentino Juan Domingo Perón.
Entre otras cosas, los expertos aseguran que en Venezuela "no se puede ganar una elección sin cautivar al chavismo" y en Argentina "no se puede gobernar sin negociar con el peronismo".
Hugo Chávez, el Perón del siglo XXI
A diferencia de otros países de la región, Argentina y Venezuela tienen Estados paternalistas con una fuerte incidencia en el día a día de la gente.
Y en ambas naciones, incluso con los mismos términos, una fogosa discusión sobre la relación con Estados Unidos es objeto de debate diario entre ciudadanos y políticos. Entre "yanquis" y "antiimperialistas".
Son similitudes en un mar de diferencias.
En Argentina no hay playas paradisíacas ni mangos que llueven de los árboles. Pero si no hay mangos hay peras y, si no hay playas, hay una librería en cada cuadra.
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