El sur de la capital se constituye como el nuevo epicentro económico de Quito
La fusión de gastronomía, cultura y costumbres entre quiteños y migrantes de otras provincias ha convertido al sur de Quito en el epicentro económico de la capital. Esta zona bulliciosa celebra las fiestas con rebajas en alimentos, ropa y servicios, reflejando la vibrante interacción entre diversas tradiciones.
En lugares como la calle Jota, en Solanda, se perciben los aromas de platos típicos como los mariscos manabitas, la tripa mishqui quiteña y la cangrejada guayaquileña, testimonio de la riqueza cultural que caracteriza al sur.
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Desde hace 60 años, el sur de Quito ha crecido de manera imparable, albergando una mezcla de habitantes de la Costa, la Amazonía y la Sierra, así como extranjeros que encuentran en esta zona un espacio para adaptarse fácilmente. Según Lucy Vega, investigadora y museóloga, "el sur se ha formado por mucha gente de otras provincias".
Este mosaico cultural se refleja también en su actividad comercial: cada barrio es un mercado en sí mismo, atrayendo incluso a visitantes del norte y los valles, quienes buscan calidad, buen precio y atención personalizada.
Ejemplo de este espíritu emprendedor es María Isabel Nasca Pillajo, pionera de las huecas en la calle Michelena. A punto de cumplir 50 años en el negocio, inició vendiendo comida en la calle y ahora es propietaria de una de las picanterías más reconocidas del sector. Más al sur, en la ciudadela Ibarra, Patos Pizzería se suma a la oferta gastronómica con un concepto innovador que combina espacios acogedores, chimeneas y un estilo clásico desde 2016.
El comercio en el sur de Quito tiene historias de superación. Hugo Reyes, un quevedeño que llegó hace 45 años sin oficio, se convirtió en dueño de la peluquería "Buenos Aires del Sur" en menos de un año.
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Por su parte, Fernando Porter, propietario de un almacén musical, es testimonio del ingenio característico de los quiteños del sur. Aunque no toca instrumentos, ha abastecido a músicos locales durante 47 años, destacándose también por su espíritu alegre y amor al fútbol.
Hoy, el sur de Quito es la zona más dinámica económicamente, con un flujo constante de transacciones, muchas de ellas en efectivo. Su vitalidad, diversidad y creatividad son el motor de una comunidad que, lejos de apagarse, sigue marcando el pulso de la capital ecuatoriana.