Monseñor Leonidas Proaño partió hace 25 años
El "taita obispo” dedicó su vida a luchar por la justicia social de los indígenas y pobres del país.
El “taita obispo”, como se conoció al sacerdote ibarreño Monseñor Leonidas Proaño, cumple 25 años de fallecimiento, en medio de la pobreza, como fuera su última voluntad. Grupos de danza y música rindieron su homenaje, el fin de semana anterior, en la iglesia patrimonial cuencana Virgen de Bronce.
Luego de cuatro meses de preparación, grupos de ecologistas, catequistas, boy scouts y el Movimiento Juan XXIII participaron en las actividades, donde se distribuyeron recuerdos en forma de ladrillo, que simboliza la construcción de “la nueva sociedad”.
Leonidas Eduardo Proaño Villalba, pastor y profeta de la nueva evangelización en Latinoamérica, dedicó su vida a luchar constantemente para introducir la justicia social en las relaciones con los indígenas, promover su acceso a la vida pública y al poder político.
El sacerdote y teólogo ecuatoriano, obispo de Riobamba (1954-1985) y candidato al premio Nobel de la Paz murió a los 78 años de edad, y es recordado por sus seguidores porque supo con sencillez acercarse, caminar y aprender de ellos al compartir la palabra y el pan. Nació el 29 de enero de 1910 en San Antonio de Ibarra, provincia de Imbabura. Allí, en el corazón de la provincia con un alto porcentaje de población indígena del Ecuador, en el contacto con la realidad de su gente, fue descubriendo el llamado del Señor para dedicar su vida al servicio de los más pobres, denunciando su opresión y anunciándoles la Buena Nueva del Evangelio.
En Ibarra fundó el semanario La Verdad, con el lema "La Verdad os hará libres". En 1941 fundó la CARDIJN, organización social, librería e imprenta al servicio de los jóvenes obreros, tal como nos cuenta su amigo el sacerdote Carlos Suárez Veintimilla: "Vivimos una experiencia fecunda e inolvidable. Juntos buscamos a los muchachos, pasamos muchas noches conversando con ellos, comentando el Evangelio, haciendo con ellos visitas al Señor Sacramentado".
El 18 de marzo de 1954 es consagrado Obispo para la Diócesis de Bolívar, que comprendía las provincias de Chimborazo y Bolívar. El 29 de marzo hace su entrada en la capital del Chimborazo y en "Cuatro Esquinas".
Días antes de morir, Proaño suscribió su testamento, en el que luego de un hermoso credo explicaba su opción por la pobreza y por los pobres; y, como muestra de su amor, sobre todo a los indígenas, hace constar su voluntad de constituir la Fundación Pueblo Indio del Ecuador y el Centro de Formación de Misioneras Indígenas del Ecuador.
En 2008, el Pleno de la Asamblea Constituyente lo declaró personaje símbolo nacional y ejemplo permanente para todas las generaciones, por su lucha contra la opresión, la exclusión y la marginalidad en el Ecuador y por su total entrega a un trabajo en búsqueda de libertad, de justicia y de solidaridad como condiciones de la paz.