Falsos positivos en Colombia: las desgarradoras confesiones de los militares que por primera vez reconocen el asesinato de civiles que pasaban por guerrilleros
"Maquinamos un teatro para mostrar un supuesto combate por la presión que había de los altos mandos".
Palabras pronunciadas por el militar retirado Néstor Guillermo Gutiérrezen una comparecencia este martes sobre los llamados falsos positivos, la operación del ejército colombiano durante el gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010) que mató civiles para pasarlos como bajas de combate.
"No es fácil estar acá frente a las víctimas. No voy a justificar lo que hice. Asesinamos personas inocentes, campesinos", dijo Gutiérrez ante un centenar de víctimas convocadas por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la corte transicional que investiga el conflicto armado.
Así como otros nueve exsoldados, Gutiérrez dio estas estremecedoras declaraciones durante un evento frente a las víctimas de los falsos positivos en el Catatumbo, en el oriente del país.
"Yo ejecuté, yo asesiné familiares de los que están acá, llevándolos con mentiras, con engaños, disparándoles, asesinándolos cruelmente y poniéndoles un arma para decir que era un combate, que eran guerrilleros, y manchar el nombre de esa familia, destruirla, dejar unos hijos sin padre, dejar unos padres sin hijos", dijo Gutiérrez.
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Es la primera vez que exoficiales de las Fuerzas Armadas admiten de manera explícita y detallada una de las operaciones más traumáticas de la guerra en Colombia. Una que, según la misma JEP, dejó al menos 6.402 civiles muertos.
Al ser una corte transicional producto del acuerdo de paz con la guerrilla firmado en 2016, la JEP no emite condenas penales, pero sí sanciones de reparación a cambio de contribuciones a la verdad.
El expresidente Uribe ha dicho que los falsos positivos no eran de su conocimiento. Los generales acusados de montar el esquema de cuotas que produjo las bajas de civiles también niegan haberlos ordenado.
En medio de una campaña electoral frenética, este año los colombianos están conociendo algunos de los más trágicos episodios producidos durante 60 años de guerra entre el Estado y la guerrilla más grande del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Solo una semana después de la probable segunda vuelta, en junio, se espera que la Comisión de la Verdad, una entidad hermana de la JEP, divulgue el documento que aspira a convertirse en la memoria del conflicto, que dejó al menos 220.000 muertos.
"Plantábamos armas a las víctimas"
El mayor Daladier Rivera Jácome fue otro de los exmilitares que, entre llantos, pidió perdón ante las víctimas por su participación en los falsos positivos y reconoció haber "proporcionado armas que le plantábamos a las víctimas para simular combates".
"La mayoría de esas armas fueron de una caleta que yo encontré en el segundo semestre de 2006 para que se desarrollaran falsas operaciones y falsos positivos", añadió.
Aunque no es la primera vez que exmilitares reconocen los falsos positivos, este grado de detalle no había sido divulgado al público general; mucho menos en una audiencia trasmitida por redes sociales.
Además, los testimonios se dan a conocer en un momento en que el fantasma de los falsos positivos vuelve a las conversaciones de los colombianos, después de que un operativo del ejército en el Putumayo, en el sur, dejara 11 muertos, entre ellos tres civiles que en un principio fueron declarados combatientes.
No todos los colombianos, sin embargo, quedan satisfechos con este tipo de mea culpa: hay un puñado de víctimas que no creen en la honestidad de los testimonios de los que perpetraron crímenes de Estado, y están los seguidores del uribismo que ven el acuerdo de paz como un mecanismo de impunidad para guerrilleros y militares acusados de delitos.
Las Fuerzas Armadas han reiterado que las investigaciones en la justicia penal militar han arrojado cientos de condenas por los falsos positivos y que la ejecución de este esquema de cuotas no fue sistemática, sino ordenada y realizada por una minoría de "manzanas podridas" dentro del ejército.
Los resultados de las investigaciones de la JEP, en todo caso, están demostrando con cada vez más evidencia que el Estado fue uno de los principales victimarios del conflicto colombiano.