25 jul 2014 , 02:31

La bahía, un ícono del comercio guayaco

Estas son las historias, los espacios, los momentos de tolerancia y fe contruidas en la bahía.

Guayaquil ofrece una multiplicidad de locales comerciales que a través del emprendimiento, generan fuentes de trabajo y ofertas a precios cómodos para la población.

 

Un fiel reflejo de esta diversidad son "las bahías", en el centro de la urbe y en donde converge una amplia gama de productos y servicios.

 

Enrollar las seguridades es el principio que marca el agitado movimiento comercial en los corredores de la bahía.

 

El ir y venir de la mercadería se entrelaza con el andar de los otros vendedores que de sus colegas se valen para subsistir.

 

A la bahía no solo se va a comprar, sino a degustar el jugo de coco que prepara Leoncio Ayoví, dicho sea de paso, tío del destacado futbolista, Walter Ayoví.

 

Entre algunos encebollados y otros jugos, la tarea por encontrar lo que se busca en la bahía, por lo general, tiene un final feliz.

 

Muchos que llegan hasta la bahía usan como su mejor arma para conseguir mayores beneficios: el regateo, técnica desarrollada por los compradores, pero sobre todo conocida por los comerciantes.

 

La música con sus matices, se instala en el ambiente. Desde otro ángulo, Leonor Rayo, amplifica sus productos.

 

El deporte no solo se expresa en las coloridas y múltiples ofertas, sino entre quienes, a ratos lo practican en las veredas.

 

Y esas veredas deben lucir limpias. Edison Ávila es el responsables de mantener impecables tres cuadras.

 

Es que en la bahía también hay tiempo para todo, hasta para que Jonny Palacios le saque brillo a los zapatos. 

 

Y como no, honrar a la familia con el sustento del día. No en vano este relojero cuenta orgulloso como mantiene a los miembros de su hogar.

 

Exigencias laborales autoimpuestas y que las comparte José Pisco. La venta de habanos y cigarriilos, ha sido su único soporte para sostener a su familia de siete miembros.

 

Los relojes, los teléfonos, electrodomésticos, zapatos o fundas, son solo parte de la gama de ofertas, de las que muchos como alcides robles no han salido.

 

Estas son las historias, los espacios, los momentos de tolerancia y fe que se construyen en unas cuantas apretujadas cuadras en donde, en escencia, se vive el tradicional comercio guayaco. 

 

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