Quito vivió el fúnebre ritual del Arrastre de Caudas

La Catedral Metropolitana de Quito acogió hoy la tradicional ceremonia del "Arrastre de Caudas", un ritual propio de la Semana Santa que solo pervive en la capital ecuatoriana, donde se conserva como un elemento rico en contenido religioso y cultural, además de ser un atractivo turístico.

Cada Miércoles Santo, los feligreses acuden a la catedral para presenciar ese antiguo ceremonial en el que un grupo de clérigos, a los que se conoce como "los primados", entran en el templo vestidos de blanco y ataviados con capuchas y capas o "caudas" de hasta cinco metros de longitud que arrastran a su paso hasta el altar mayor.

El arzobispo de Quito, Fausto Trávez, dijo que el arrastre simboliza "la muerte y luego la resurrección, significa que Cristo murió por la humanidad".

Según el municipio de Quito, varios cientos de ciudadanos asistieron al acto religioso, una tradición de la época romana que se transmitió a la Semana Santa en ciudades como Sevilla (España), Lima (Perú) y Quito, pero hoy solo sobrevive en la capital ecuatoriana, que heredó esta tradición en el siglo XVI.

A los acordes de músicas fúnebres y entre el perfume del incienso y el sahumerio, los "primados" avanzan hasta el altar mayor, donde les espera el arzobispo, vestido con túnica dorada, púrpura y blanca con hilos de oro y plata.

Los religiosos caminan despacio y los fieles bajan sus cabezas en señal de recogimiento.

Al llegar al altar, los clérigos se colocan de rodillas y rezan las "solemnes vísperas", mientras un diácono exhibe el crucifijo o "lignum crucis", antes de que los "primados" se tumben boca abajo, lo que simboliza la muerte de Cristo.

Tras esto, el arzobispo hace ondear una bandera con la cruz en el centro y golpea el suelo tres veces, uno por cada día que Jesús permaneció en su tumba antes de la resurrección, momento en que los sacerdotes se ponen en pie.

El "Arrastre de Caudas" es también uno de los numerosos actos auspiciados por el ayuntamiento de la ciudad durante la Semana Mayor, que se corona con la procesión de "Jesús del Gran Poder", el Viernes Santo.