Las familias ecuatorianas que celebran Navidad con pesebres gigantes

Tres familias de la Sierra realizan pesebres gigantes que se han convertido en un atractivo para nacionales y extranjeros. 

La familia Criollo Vivar elabora un nacimiento de 80 metros cuadrados que ocupa todo el patio de su casa. Gloria Vivar cuenta que es la tercera generación que forma el pesebre en el sector de San Roque durante 45 años. Gran parte del nacimiento es hecho con material reciclado y las vestimentas de algunos personajes, como los cholitos, fueron confeccionadas por sus hijas.

“El nacimiento significa ese amor, esa fe para mi Jesús”, comenta Gloria Vivar. El niño Jesús, José, María y los reyes magos están en las edificaciones romanas y un poco más atrás se encuentra los paisajes del entorno cuencano como el barranco, la Plaza de San Sebastián y el río Tomebamba junto a sus cholas. 

Un poco al suroeste, en Baños de Cuenca, se encuentra la familia Herrera Brito que también expone su nacimiento de unos 40 metros cuadrados. El 80% de las piezas son de material reciclado como los castillos de Roma hechos de rollos de papel higiénico y las paredes que adornan el nacimiento son de periódico. Las viviendas son trabajadas en madera o cartón prensado, al igual que las palmeras y los puentes, todos tienen material que se encuentra en la calle o en talleres.

“Las casitas empezamos a elaborar antes de noviembre, como por octubre, el que más realiza esto es mi esposo”, indica Cristina Brito. Son 20 años que esta familia continúa con la tradición del pesebre como homenaje al niño Jesús motivado por la fe y la esperanza. 

Finalmente, el pesebre de la familia Ruilova Neira se inclina hacia la modernidad, sus figuras son de China, Japón, España, Estados Unidos, Italia y también hay ecuatorianas como unos danzantes cholos que adornan el nacimiento. Este pesebre cubre casi toda la sala. La familia lleva 15 años con la costumbre que es compartida con familiares, amigos y gente del barrio en la avenida Don Bosco, al sur de Cuenca.