06 oct 2014 , 10:30

Charito, toda una "madrina" de la belleza y la cosmetología en Nueva York

A partir de hoy conoceremos casos de ecuatorianas que se abren camino y ayudan a otras a lograrlo.

Charito Cisneros cruza cada mañana el puente que la lleva a Manhattan. No sabe bien por qué, pero la vista del río Hudson le recuerda a su ciudad natal, Guayaquil.

 

Trabajó en esos tiempos de enfermera en la Maternidad de Guayaquil, en la sala Santa Cecilia.

 

En el condado del Bronx viven un millón 400 mil personas, 54% de ellas son latinas. Pero hay nombre que destaca por su legado de emprendimiento y solidaridad, el de la ecuatoriana Charito Cisneros.

 

Ella es la directora de la Cámara de Comercio de Belleza y Cosmetología de Nueva York, una organización que tiene ya cinco mil miembros. Un verdadero ejército de emprendedoras de la belleza.

 

Charito y su equipo reciben a decenas de mujeres latinas a diario. La buscan como si esta guayaquileña fuera su hada madrina. Aunque ella recuerda que no tuvo una.

 

"Cuando abrimos negocios es una alegría tan grande. Comenzamos desde como hacer su plan de negocios, donde buscar sus fondos si no los tiene. Cuáles son las regulaciones que necesita para operar ese negocio y nosotros después le hacemos la inaguración", comenta Charito.

 

La Cámara de Comercio de la Belleza y la Cosmetología también concentra sus esfuerzos en la capacitación. Tienen talleres en español de colocación de uñas y pestañas postizas, depilación, maquillaje, cuidado capilar y masajes.

 

Clarence Stanley trabaja para la oficina de administración de pequeños negocios, una agencia del gobierno de Estados Unidos, que busca, al igual que Charito, ayudar a las comunidades a través del desarrollo económico.

 

"Las mujeres son las mejores emprendedoras porque ellas siguen un plan, los pequeños negocios hacen el 80 u 85% de nuestra economía, así que una mujer emprendedora es muy importante", dice Stanley.

 

Tan importante como la recompensa que siente Charito con la satisfacción de sus clientes.

 

Ese es el secreto de esta mujer guayaquileña, el combustible de esta migrante de éxito.

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