Investigación sobre curas pederastas en Australia crea conflicto en el Vaticano
El cardenal australiano actuó con "frialdad e indiferencia.
El antiguo líder de la Iglesia católica australiana, George Pell, amenazó el lunes con querellarse contra un miembro de la comisión vaticana de protección de menores que lo acusó de querer encubrir escándalos de pederastia en su país.
El cardenal australiano se declaró dispuesto a comparecer ante la comisión de investigación que lleva meses estudiando los abusos sexuales cometidos por la Iglesia en Australia en los años 1970, después de que la víctima de un cura pederasta de su país lo acusara de querer comprar su silencio.
Aunque Pell negó los hechos, Peter Saunders, miembro de la comisión vaticana de protección de menores, lo criticó duramente en una entrevista emitida el domingo por el canal australiano Nine.
El cardenal australiano actuó con "frialdad e indiferencia, diría incluso que como un sociópata" hacia las víctimas de agresiones sexuales, declaró el británico, que reclamó la revocación del tesorero.
"George Pell es cardenal de la Iglesia y su autoridad es, por tanto, inmensa en el Vaticano. Sería una enorme piedra en el zapato del papa Francisco si le autorizaran a permanecer en su cargo", añadió Saunders, que fue víctima de abusos sexuales durante su infancia.
"Es vital que se le aparte, se le reenvíe a Australia y que el papa tome las medidas más severas contra él", añadió.
La secretaría de Pell declaró en un comunicado que "el cardenal no tenía otra opción que consultar a sus abogados" tras esas "falaces" alegaciones.
Sus primeras medidas como arzobispo fueron "poner en marcha procedimientos para presentar denuncias y llevar a cabo investigaciones independientes", precisa el comunicado.
La comisión de investigación australiana creada en 2013 examina ahora los delitos de Gerald Ridsdale, un cura condenado por haber agredido sexualmente a unos 50 chicos entre los años 1950 y 1980, en varias iglesias del Estado de Victoria, en el sur de Australia.
El religioso abusó incluso de su sobrino David Risdale, que tenía 11 años en el momento de los hechos. Este último declaró ante la comisión que había explicado lo ocurrido a Pell, un amigo de la familia, en 1993.
Según su testimonio, el cardenal australiano le preguntó entonces cuánto costaría su silencio.
David Risdale también acusa a Pell de haber protegido a su tío, trasladándolo varias veces de una iglesia a otra.
El tesorero del Vaticano ha negado rotundamente haber intentado comprar el silencio de una víctima, y Gerald Risdale ha declarado que no había tenido mucho trato con Pell.
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