29 ago 2014 , 09:22

(VIDEO) Wingsuit, los temerarios Ícaros de las montañas

Con su traje aéreo saltan desde las alturas en los Alpes en una práctica de vuelo extremo.

Con su traje aéreo o 'wingsuit', que incluye un par de alas, unos Ícaros modernos saltan desde las alturas en los Alpes en una práctica de vuelo extremo que se difunde a través de videos espectaculares y causa algunos accidentes mortales.

 

En las cimas del Brevent (2.525 metros), frente a las cumbres nevadas del Mont Blanc, un grupo de hombres y mujeres con trajes de murciélago multicolores se arrojan al vacío, provocando gritos de estupor entre los turistas presentes.

 

El vuelo en un desnivel de 1.500 metros dura un minuto y termina con un aterrizaje en paracaídas. 

 

En ocho segundos, los 'wingsuiters' alcanzan 200 km/h, una velocidad a partir de la cual "vuelan apoyándose en el aire: toda la magia del asunto proviene de la gravedad, el viento no sirve para nada", explica Roch Malnuit, presidente de la French Base Association.

 

Desde junio de 2012, el Brevent se convirtió en un clásico de la disciplina, al igual que el Lauterbrunnen en Suiza. A partir de la primera difusión de un video en internet, la gente comenzó a llegar a este lugar accesible por teleférico en pocos minutos.

 

Un mes más tarde, ya había unos 30 saltos por día. Tras el primer accidente mortal y un herido grave, el alcalde de Chamonix prohibió la disciplina desde esa montaña.

 

"Sólo se habla de nosotros cuando hay accidentes", lamenta la suiza Géraldine Fasnacht, de 28 años, la primera en saltar del monte Cervino (4.478 metros) en junio pasado. "Es un deporte magnífico, muy suave, que necesita una enorme preparación y trabajo previos", asegura.

 

Pero tras un año de reflexión, la capital francesa de deportes extremos decidió el verano pasado autorizar nuevamente los vuelos desde el Brevent, salvo entre las 10H00 y las 15H00 para no molestar a los que practican parapente.
 

 

2.000 adeptos en el mundo

Sin embargo, se mantienen los interrogantes sobre el papel que puede desempeñar el video en el acaecimiento de accidentes -la "Base Jumping Fatality List", consultable en internet (www.blincmagazine.com), registra 21 muertos en wingsuit en el mundo en 2013-, en una disciplina en la que el menor error puede resultar fatal.

 

Esta modalidad deportiva cuenta con unos 2.000 adeptos en el mundo, especialmente en Australia y Estados Unidos. No es necesario ningún diploma o examen, pero hay escuelas en Noruega, Austria y Estados Unidos. "Lo que recomendamos es hacerse un seguro y efectuar unos 200 saltos desde un avión para adquirir el dominio del aire antes de arrojarse desde un acantilado", explica Roch Malnuit.

 

Para el coronel Blaise Agresti, consejero en montañismo de la gendarmería, "la práctica en sí no es un problema". "Es la mediatización la que puede dar ideas a gente menos experimentada y provocar una escalada de imágenes sensacionales: el juego de pasar lo más cerca posible del suelo". O de batir el récord mundial de velocidad (363 km/h, desde un avión).

 

Como por ejemplo el francés Loïc Jean Albert, que a partir de 2003 sobrevoló una pendiente nevada a menos de tres metros en un vuelo en Suiza. "Hoy lo vemos todos los días, el problema es que algunos lo hacen sin experiencia. Pero cuando se vuela a dos o tres metros del suelo, ya no queda margen", destaca Jean-Philippe Gady, presidente de la Asociación francesa de alpinismo.

 

Salta entre 160 a 180 veces por año, de enero a diciembre: "con cadencias de ese tipo, uno puede permitirse saltos técnicos". Las imágenes filmadas por dos o tres minicámaras GoPro, fijadas en el casco o el torso, ponen la piel de gallina cuando algunos atraviesan en wingsuit corredores estrechos o la pasarela de la Aiguille du Midi (3.842 metros), en el Mont-Blanc.

 

Sensación de facilidad

"El video tiene un lado positivo: nos permite afinar la técnica de vuelo, la precisión, la altitud a la que se abre el paracaídas", comenta Vincent Descols, uno de los primeros en saltar desde el Brevent. "Pero algunos videos son nefastos porque dan sensación de facilidad", reconoce, señalando al pasar los problemas de ego de algunos adeptos.

 

La muerte en agosto de 2013 del especialista británico Mark Sutton, el James Bond paracaidista de los Juegos Olímpicos de Londres, y en marzo pasado de tres jóvenes que practicaban wingsuit en Suiza durante filmaciones para el canal de deportes extremos Epic TV, relanzó la polémica sobre el papel de incitación que cumplen algunas imágenes.

 

"Tuvimos un momento de duda tras la muerte de Dan, Brian y Ludo, porque recibimos muchas críticas", admite Jools Benker, encargada de wingsuit en Epic TV. "Pero son ellos quienes asumen los riesgos, y los conocen. El hecho de que les paguemos no los incita a volar más cerca del suelo", insiste, aunque otros denuncian una carrera por lograr el mayor número de vistas en YouTube.  

 

Basado en Chamonix, el canal reivindica 2,7 millones de visitas por mes, fundamentalmente norteamericanos, británicos y franceses. Sus imágenes de wingsuit causan furor pero en realidad aportan poco dinero a esta 'start up' de 35 empleados.

 

Jean-Noël Itzstein, uno de los pioneros de la disciplina, deplora que la misma se haya ganado una mala reputación: "La gente tiene la impresión de que se trata de saltos para suicidarse. En el alpinismo hay muchos muertos por año y la gente lo acepta".

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